La neurociencia en el aula ya es aplicable en este siglo XXI. Gracias a nuevas técnicas de imágenes cerebrales, se va dilucidando poco a poco el funcionamiento del nuestro órgano más importante y a la vez, más complejo. Además, en cuanto a la aplicación de esta disciplina como parte fundamental del cambio en el aprendizaje en el aula, está desmontando mitos y falsas creencias que antes se daban como ciertas.
Una de las cuestiones claves con la neurociencia, es la aplicación de conocimientos innovadores que tenemos sobre cómo está funcionando nuestro cerebro. Por ello, el cambio de percepción de esta disciplina ha venido dándose desde hace al menos tres décadas. Si se puede medir la neurociencia en el aula en torno a la identificación de competencias y habilidades únicas que todo estudiante posee.
De igual forma, se está dando a entender que el conocimiento de las funciones y procesos que hacen que nuestro cerebro trabaje, probablemente no vaya en torno a hacer mejores líderes, por ejemplo. Lo que sí hace esta disciplina en las escuelas, es favorecer el desarrollo de las capacidades potenciales que tienen los individuos. Capacidades intelectuales, emocionales y sociales entran en conjunto para la investigación de este órgano.
Motivación; un aspecto importante de la neurociencia en el aula
Cuando se habla de motivar a los estudiantes aplicando neurociencia en el aula, inciden dos mecanismos totalmente diferentes en el cerebro cuando se siente motivado. El primero de ellos es el de la amenaza y el dolor. El segundo mecanismo es el del placer y la recompensa. Por supuesto, el primer mecanismo (amenaza y dolor) produce el efecto adverso, el cual es la desmotivación.
Este mecanismo hará que el cerebro establezca mecanismos de defensa para luchar contra dicho mecanismo, evitando un comportamiento acorde con la situación. El segundo mecanismo (placer y recompensa), hace que el cerebro active un neurotransmisor llamado dopamina. La dopamina hace que el individuo, en este caso, el estudiante se sienta bien y quiera repetir las actividades que lo impulsan a tener ese estado de placer.
Por ello, cuando se habla de la medición de la neurociencia en el aula, viene de parte de la docencia. En donde el profesor tiene el deber de reforzar de manera positiva las conductas que pueden ayudar al mejor desarrollo de los alumnos. Así como también, deben tener en cuenta las necesidades básicas de los mismos. Estas necesidades incluyen aspectos psicológicos y sociales que el entorno escolar les provee todos los días en las aulas.
Por esta razón, se deben proponer metas alcanzables a los estudiantes, dichas metas deben ser de una dificultad acorde con la capacidad de aprendizaje de los alumnos. Es decir, no se deben proponer objetivos ni metas muy sencillas o muy difíciles. Esto debe hacerse en función de hacer que los alumnos puedan obtener los resultados que requieren.
Hay que tener en cuenta ciertos procesos emocionales
Si hablamos de procesos emocionales como parte de la medición de la neurociencia en el aula, la amígdala juega un rol importante en el aspecto biológico del aprendizaje. Esto debido a que la información recibida por los estudiantes llega a la amígdala a través del tálamo. Este recorrido tan corto es vital para nuestra supervivencia como especie. Si la decisión que se toma no es tan vital, la misma va a llegar a la llamada corteza pre frontal del cerebro.
Es en esta estructura en donde la información recibida se procesa de manera diferente para dar una respuesta adecuada, pero toma un cierto tiempo para elaborar dicha respuesta. En cambio, si la actividad es decisiva, la información se procesará exponencialmente más rápido de lo normal.
Para que los alumnos tengan procesos emocionales positivos que contribuyan con un aprendizaje duradero, los profesores deben contagiarlos de buen ánimo. Así como también, deben inspirar a sus alumnos a lograr sus objetivos. Mostrarles respeto, hablar con ellos, ayudar al aumento de su autoestima y empujarlos a tomar la iniciativa, son factores importantes que la neurociencia ha estudiado y que se traducen en efectos positivos para el aprendizaje.
¿Se puede medir la neurociencia en el aula a través de las neuronas espejo?
Las llamadas neuronas espejo son importantes para imitar conductas del grupo. También, sirven para observar a la gente y así poder interactuar con ellas. La neurociencia en el aula se mide a través de esta función cerebral gracias a que los alumnos viven todos los días en un contexto en donde deben aprender a socializar con sus pares todo el tiempo.
Por ello, se dice que en el salón de clases los estudiantes aprenden de ciertas conductas, estados de ánimo y también, de las actitudes de sus profesores. De forma simultánea, los estudiantes aprenden de estas conductas, actitudes y acciones entre ellos mismos. La neurociencia ha identificado que liderar y seguir al líder es un proceso de supervivencia que ha estado desde el inicio de nuestra cadena evolutiva.
De igual manera, la parte del cerebro que controla y fomenta la interacción social, hace que seamos una especie totalmente cooperativa. Con la salvedad de que no toleramos los abusos de poder bajo ningún concepto.
La neurociencia puede medirse en distintos niveles
Esta nueva forma de estudiar nuestro cerebro para centrarlo en el aprendizaje, provee de herramientas a los profesores para que en efecto, sean líderes indiscutibles. Además, pueden servir de inspiración para generaciones de estudiantes que crecerán bajo una figura de respeto y de gran ayuda. Nuestro cerebro es dinámico y moldeable, por ello, somos capaces de potenciarlo a través de capacidades cognitivas que nos dicen cómo funciona este complejo órgano a través de varias etapas de nuestras vidas.
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